jueves, 7 de enero de 2016

Instrumental, de James Rodhes. "La música clásica me la pone dura".

"La música clásica me la pone dura". Así de gráfico empieza James Rodhes su autobiografía.

Este londinense de cuarenta años se ha convertido en un concertista de éxito y en un gran impulsor del acercamiento de la música clásica al gran público, liberándola de convencionalismos, protocolos y artificios. Y sí, si nos atenemos a su biografía, la música clásica le salvó la vida.

El libro se compone de veinte capítulos llamados temas y un epílogo, cada uno de ellos presentado por una pieza musical, elegidas por su relevancia o preferencia. Con ellas Rodhes propone soluciones a la "degradación descafeinada e interesada de la industria de la música clásica" e intercala en medio de todo esto la historia de su vida, una vida "que demuestra que la música es la respuesta a aquello que no la tiene".

"Instrumental" viene acompañado de una lista de reproducción en Spotify, con cada una de las piezas propuestas.
He de reconocer que mi cultura musical clásica es nula, pero con la lectura de este libro he descubierto un mundo nuevo y por explorar, así que ya le he sacado mucho más provecho que a otras lecturas.

El relato de la vida de Rodhes es un relato cruel, durísimo, demasiado explícito para estómagos sensibles. Sólo recuerdo una sensación similar de asombro, miedo y asco leyendo "American Psycho", de Breat Easton Ellys, y salvando las distancias, el relato de Rodhes es real. Tan real y explícito que su exmujer litigó para prohibir su publicación, prohibición que no consiguió para beneficio de nosotros, lectores.

Rodhes fue violado sistemáticamente desde los cinco años, se prostituyó, se drogó indiscriminadamente, intentó suicidarse cinco veces, estuvo internado en psiquiátricos, estaba incapacitado para las relaciones personales y en definitiva, para la vida. Pero la música clásica se cruzó en su vida. Y la historia tiene un final feliz.

Es un libro magnífico, con una historia sobrecogedora pero vitalista y entusiástica. Nos hace reflexionar y mucho. Inspira, conmueve y reconforta. Muestra sin tapujos, enseña, y uno aprende.
Yo creo que memorizaré el tema diecinueve enterito, menuda lección de vida.

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